Por: Rosa Vilches
El verso convoca al alma
como la flor a la magia
La invita al inmortal vuelo
en transparentes alas.
Y el alma convocada
se vuelve al verso con esmero
a sentirlo en sus adentros.
Él, le susurra... la experiencia será única
Ella, apasionada, se dispone a la magia.
Y en ese preciso instante desde la nada llega la flor a contarle al alma:
“Soy la misma desde siempre
que me entrego cada día
mi esencia nunca se marchita
ella nunca muere
es como el amor del Amado
que a veces parece que duerme
para amanecer como siempre
colorido
perfumado
silencioso
engalanado
dispuesto a darse todo
como lo hacen mis pétalos
que se dan por completo
porque se saben eternos”
Oh! Alma mía
que de la flor oíste magia
que te llevo a sentirte amada
por el Amor que ella emana.
Oh! Alma mía
que tímida ante El Amado
no levantabas los párpados
y en verso revelado
te dejaste llevar a sus brazos
y amaneciste así... con un clavel entre tus manos.
como la flor a la magia
La invita al inmortal vuelo
en transparentes alas.
Y el alma convocada
se vuelve al verso con esmero
a sentirlo en sus adentros.
Él, le susurra... la experiencia será única
Ella, apasionada, se dispone a la magia.
Y en ese preciso instante desde la nada llega la flor a contarle al alma:
“Soy la misma desde siempre
que me entrego cada día
mi esencia nunca se marchita
ella nunca muere
es como el amor del Amado
que a veces parece que duerme
para amanecer como siempre
colorido
perfumado
silencioso
engalanado
dispuesto a darse todo
como lo hacen mis pétalos
que se dan por completo
porque se saben eternos”
Oh! Alma mía
que de la flor oíste magia
que te llevo a sentirte amada
por el Amor que ella emana.
Oh! Alma mía
que tímida ante El Amado
no levantabas los párpados
y en verso revelado
te dejaste llevar a sus brazos
y amaneciste así... con un clavel entre tus manos.
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