Por: Julia Reyes
Como si pudiera atravesarme
el último rayo de sol
del solsticio de invierno
para reflejar esa imagen nítida,
imprevista y regalada
que acude a la promesa del viento…
Y ser esa flor que se deshoja
sin los espejos por costumbre
para habitarme entera
en el agua enamorada
de este cuerpo sin final.
Y sentirte
con mis dedos empapados de rocío
y hacer de las formas sospechadas
altares de presencias compartidas.
Esculpir el material de un suspiro intacto
para dejar en el aire
un cortejo de caricias
en idílico vuelo…
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