Por Maria Brito
El viento eleva la hoja
llevándola sin rumbo fijo.
La pone amorosamente
en el suelo,
para elevarla de nuevo,
en un afán de juego:
"te bajo, te elevo
te acaricio, te llevo..."
llevándola sin rumbo fijo.
La pone amorosamente
en el suelo,
para elevarla de nuevo,
en un afán de juego:
"te bajo, te elevo
te acaricio, te llevo..."
La hoja se deja, languideciendo
¡nose resiste! Se entrega
al amoroso juego
¡presintiendo su destino!
No se opone,
se apura al encuentro
del viento en su bamboleo.
En su frenesí con el viento,
se disponen, viento y hoja,
a dar por concluido el juego.
El viento se lleva a otras hojas
para seguir en su intento de no dejar
de acariciar ninguna,
para que no haya Celos.
Mientras, la hoja se queda muy
tranquila en el suelo esperando calladita
aqué haya un nuevo encuentro...
entre ella y su amado ¡El Viento!
Bellísimo !!!! yo también espero el viento!!!
ResponderEliminarGracias
Rose