Por: María Brito
Como un corazón pulsatil
Un bajo resuena a lo lejos
Misteriosamente
como si un director invisible
Dirigiese una orquesta inexistente
Comienzan los sonidos a acoplarse
El tic tic de un golpeteo en la pared
El motor de un vehículo en marcha,
el grito de la mujer que posiblemente
olvido decir algo importante
El perro callejero que despertó de su sueño
Con su guao guao alerta al vecindario
Y hasta el grillo de mi cabeza junto al canto de las
Palomas que viven en el techo, armonizan con
el canto de los pajaritos que mueven sus alas
Mientras bailan como en un ritual de despedida
El sonido del viento batido con su aletear
Marca los espacios perfectamente de silencios
para dar comienzo a nuevos sonidos,
conocidos o desclnocidos , sonidos que marcan
El ritmo de la cotidianidad, ¡no se detienen!
Sonidos que te te llevan o te sacan de tu realidad
¡Ay! Un momento por favor! Esta sonando el teléfono!
¡ Y esta llegando el camión de la basura!
Un bajo resuena a lo lejos
Misteriosamente
como si un director invisible
Dirigiese una orquesta inexistente
Comienzan los sonidos a acoplarse
El tic tic de un golpeteo en la pared
El motor de un vehículo en marcha,
el grito de la mujer que posiblemente
olvido decir algo importante
El perro callejero que despertó de su sueño
Con su guao guao alerta al vecindario
Y hasta el grillo de mi cabeza junto al canto de las
Palomas que viven en el techo, armonizan con
el canto de los pajaritos que mueven sus alas
Mientras bailan como en un ritual de despedida
El sonido del viento batido con su aletear
Marca los espacios perfectamente de silencios
para dar comienzo a nuevos sonidos,
conocidos o desclnocidos , sonidos que marcan
El ritmo de la cotidianidad, ¡no se detienen!
Sonidos que te te llevan o te sacan de tu realidad
¡Ay! Un momento por favor! Esta sonando el teléfono!
¡ Y esta llegando el camión de la basura!
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