Por: María Brito
Me perdí en tu mirada
Me envolviste con tu aliento
Me abandone en tus brazos
Y vague en el delirio de tus besos.
Me volví nubes viento y aire
Y en ese viaje, en esa entrega
El mar se volvió tibió y desbordante
Y me dejo entrar en sus profundidades,
¡Para elevarme de nuevo! Entonces...
El cielo me acogió por una fracción
De segundos y creí morir de tanto gozo
Quería quedarme una eternidad en El...
Y abrí mis ojos para darme cuenta ¡que no eras tu!
Que era ¡El! ¡El que en tus ojos estaba! y con su luz
Me deslumbraba, ¡que no eras tu! ¡quien me abrazabas!
¡Que eras ¡El! ¡que con su aliento me elevaba!
Y me di cuenta que
En este juego de amor ¡EL siempre avivaba el fuego!
¡Que no éramos tu y yo! ¡no! Éramos ¡EL Tu y yo!
Me envolviste con tu aliento
Me abandone en tus brazos
Y vague en el delirio de tus besos.
Me volví nubes viento y aire
Y en ese viaje, en esa entrega
El mar se volvió tibió y desbordante
Y me dejo entrar en sus profundidades,
¡Para elevarme de nuevo! Entonces...
El cielo me acogió por una fracción
De segundos y creí morir de tanto gozo
Quería quedarme una eternidad en El...
Y abrí mis ojos para darme cuenta ¡que no eras tu!
Que era ¡El! ¡El que en tus ojos estaba! y con su luz
Me deslumbraba, ¡que no eras tu! ¡quien me abrazabas!
¡Que eras ¡El! ¡que con su aliento me elevaba!
Y me di cuenta que
En este juego de amor ¡EL siempre avivaba el fuego!
¡Que no éramos tu y yo! ¡no! Éramos ¡EL Tu y yo!
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