Por: Lola Bahr
Él preparó la casa, le compró joyas, trajes, jardines privados,
la obligó a servirle cantando y danzando;
Ella lo hizo sumisa y obediente dándole todo y más.
Cantó como mirlo enamorado
danzó como gacela liberada
y lo colmó de palabras versadas.
Ante la exaltación de tanta belleza,
Él, no se pudo resistir
y apretó los nudos que ya la ataban.
Con su semen la dejó marcada,
si era varón, alegría celebrada;
si era niña, haremos negocio
que se llenen las arcas.
Él encendió todas las velas y
Deseoso la esperaba
¿Dónde está la luz?
Dijo ella a su llegada
No veo nada!
Y todos fuimos esclavos, ella esclava de él, él de su propia trampa
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